Gerda Taro fue una fotógrafa de origen alemán, conocida por su trabajo documentando la Guerra Civil Española. Nacida como Gerta Pohorylle en Stuttgart en 1910, se trasladó a París en 1933, donde conoció al fotógrafo húngaro Endre Friedmann, quien más tarde adoptaría el nombre de Robert Capa.
Juntos, Taro y Capa trabajaron como fotógrafos de guerra, cubriendo los eventos que tuvieron lugar en España durante los años de la guerra civil. A menudo trabajando juntos, su trabajo documental fue publicado en importantes periódicos y revistas de la época.
Taro es especialmente conocida por sus fotografías de la Batalla de Brunete en 1937, donde documentó las acciones del Ejército Popular Republicano español en su lucha contra el bando franquista. Aunque su trabajo se centró principalmente en los aspectos humanos de la guerra, Taro también fotografió los detalles de la lucha, incluyendo los tanques y otros vehículos militares.
Tristemente, Taro murió prematuramente en 1937, a los 26 años, mientras trabajaba en la línea del frente en la Batalla de Brunete. Fue atropellada por un tanque mientras intentaba escapar de una emboscada. Su trabajo ha sido reconocido póstumamente y se le atribuyen algunas de las fotografías más icónicas de la Guerra Civil Española.
A pesar de su corta carrera, la obra de Gerda Taro sigue siendo una importante contribución al mundo de la fotografía y a la historia de la Guerra Civil Española. Su compromiso con la documentación de los aspectos humanos de la guerra, así como sus habilidades técnicas y su valentía en el campo de batalla, la convierten en una figura importante de la fotografía de guerra y una heroína para muchas personas.
Gerda Taro y Robert Capa trabajaron juntos en muchos proyectos y, aunque la mayoría de la gente los asocia como pareja romántica, en realidad eran simplemente amigos y colegas cercanos. Juntos, fundaron la Agencia Fotográfica Alliance Photo y utilizaron el seudónimo de «Robert Capa» para publicar su trabajo conjunto.

Taro y Capa también fueron pioneros en el uso de la cámara Leica, una pequeña cámara portátil que permitía a los fotógrafos trabajar más cerca de los sujetos y capturar imágenes más auténticas y espontáneas. Esta innovación les permitió documentar la guerra civil española de una manera más cercana e inmediata que nunca antes.
Después de la muerte de Taro en 1937, Capa continuó trabajando como fotógrafo de guerra y se convirtió en uno de los fotógrafos más influyentes e importantes del siglo XX. Aunque su carrera fue corta debido a su muerte prematura en 1954, su trabajo sigue siendo un ejemplo para muchos fotógrafos contemporáneos.
En conjunto, el trabajo de Gerda Taro y Robert Capa fue fundamental para la historia de la fotografía de guerra y estableció un modelo para el fotoperiodismo moderno. A través de su trabajo, lograron llevar la realidad de la guerra a una audiencia global y transformaron la forma en que se documentan los conflictos bélicos.
Gerda Taro enfrentó numerosos desafíos en su carrera debido al machismo presente en la sociedad de la época. Como mujer, tuvo que trabajar más duro para ser tomada en serio como fotógrafa y a menudo fue subestimada en su capacidad para realizar trabajos en el campo de batalla.
Además, como pareja de Robert Capa, a menudo se le atribuía menos crédito por su trabajo conjunto. Aunque Taro y Capa trabajaron juntos en igualdad de condiciones, Taro a menudo se presentaba como la asistente de Capa y su trabajo se acreditaba simplemente como «fotografía de Robert Capa». Esto puede haber contribuido a la falta de reconocimiento de su trabajo individual.
Además, la imagen de Taro como mujer fotógrafa y reportera de guerra también fue explotada por algunos medios de comunicación de la época, que la retrataron en imágenes sexualizadas y la etiquetaron como «la fotógrafa más hermosa de la Guerra Civil española». Estos estereotipos y actitudes de género perpetuaron la discriminación y el sexismo en el campo de la fotografía y la reportera de guerra.

A pesar de estos obstáculos, Taro perseveró y produjo un trabajo documental de guerra de gran calidad. Su contribución a la fotografía de guerra y al periodismo es incalculable, y su legado sigue inspirando a generaciones de fotógrafos y periodistas en la actualidad. Es importante reconocer la lucha que tuvo que enfrentar como mujer en una profesión dominada por hombres y continuar trabajando para promover la igualdad de género en todos los campos.